El monte Hua -literalmente «Monte del Esplendor»- conocido también como Huá Shan, se halla en la provincia de Shănxī, 120 km al este de la ciudad de Xi’ian y cerca de Huayin, en China.
Originalmente, estaba formado por tres picos, pero actualmente, este lugar sagrado tiene cinco picos, de los cuales el más alto es el pico Sur, de 2.160 m. Es una de las cinco montañas sagradas del taoísmo. La mitología china cree que las cinco cumbres nacieron a partir del cuerpo del primer ser y creador del mundo, Pangu. El Monte Tai representaría su cabeza, el Monte Heng en Hunan sería su brazo derecho, el Monte Heng en Shanxi su brazo izquierdo, el Monte Song su ombligo y el Monte Hua sus pies.
El monte Hua está situado al sudeste de la meseta de Loes, en la cuenca del río Amarillo, al sur del valle del río Wei, en el extremo oriental de las montañas Qinling, al sur de la provincia de Shaanxi.
La montaña tiene varios templos y otras estructuras religiosas en sus cimas y picos. En su base se encuentra el Claustro de la Fuente de Jade, dedicado a Chen Tuan.
Para ascender al pico Norte hay dos rutas de ascenso. La más popular sigue el cañón del monte Hua, con unos 6 km desde el pueblo de Huashan. Desde el pico Norte, hay una serie de senderos que son la única manera de llegar a los otros picos.
Para subir a su cumbre, hay que atravesar uno de los senderos más escarpados y peligrosos que existen. La parte más peligrosa del recorrido es la conocida como “Changong Zhandao”, de casi 4 metros de largo y unos 30 centímetros de ancho, a lo largo de un camino vertical acantilado, donde sólo un paso en falso significa caer al abismo. Otro tramo vertiginoso es el conocido como “Dragón negro”, esculpido en una larga y empinada arista de la roca de tan apenas unos centímetros de anchura. Continuando la ruta encontramos paredes prácticamente verticales, donde hay que trepar agarrándose a oxidadas cadenas y vetustos escalones.
La “Garganta de los cien escalones” es el más espectacular, ascendiendo por una pendiente de 90°. Pequeñas pasarelas incrustadas en la roca, apenas unos tablones temblorosos, son el único paso para acceder a otros puntos más elevados del trayecto. En invierno, la nieve y el hielo todavía dificulta más la ascensión, convirtiéndola en algunas épocas en algo imposible.
Es un privilegio contemplar desde la cima de Hua-Shan el conjunto de las cinco montañas sagradas, que vistas desde cierto ángulo, asemejan una gigantesca flor y para las creencias taoístas, el coronar las cinco montañas significa dar un paso de gigante hacia la inmortalidad. Muestra de lo complicado de su ascensión es, por ejemplo, el dato de que durante la Revolución cultural, los Guardias Rojos, que intentaron destruir todos los templos taoístas, solo lo consiguieron con los que hay en la parte baja de la montaña, sin conseguir acceder a los más altos, que permanecieron intactos.
Se tarda alrededor de unas diez horas en ascender a pie hasta el templo más alto. Para los menos temerarios, existe la posibilidad de subir en teleférico hasta el pico este y poder disfrutar de la hermosa vista sin tener que correr riesgos en el ascenso. El ascenso también es impresionante y no apto para los que padecen de vértigo.
Es por ello que Hua Shan es uno de los lugares únicos en el mundo y que uno debería de visitar por lo menos, una vez en alguna vida.